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Foto del escritorIngrid Tomé

La coca: la fina raya entre el poder y la miseria.

Actualizado: 6 mar 2018

La cocaína también conocida como farlopa, perico o nieve es una droga estimulante que hace sentir más fuerte y poderoso a su consumidor quién comúnmente cree que tiene la situación bajo control. La euforia que genera puede volver a la persona agresiva e irritable y conllevarle un abanico de cambios psicológicos y conductuales.


Síntomas del consumo de cocaína:

-Tolerancia. La ingesta aumenta para sentir los mismos efectos

-Ansiedad, paranoia, temores intensos, ataques de pánico, taquicardia, insomnio.

-Gran deseo de consumo: craving

-Facilitar la comunicación y superar la timidez

-Endeudamiento por consumo creciente

El adicto a la cocaína se evade de sus problemas a través de la sustancia. Considera que le aporta vitalidad y la plantea como la alternativa para superar el día a día y no afrontar la realidad. La enfermedad provoca disminución del juicio, del apetito y del sueño generando un estado de alerta y llevando a cabo comportamientos estereotipados y reiterativos. La adicción a la cocaína repercute en todo el entorno de la persona, familia, amigos, trabajo.


No obstante, el deseo de consumir y los síntomas desagradables que acarrean la falta de consumo priman sobre las repercusiones de la falta de ingesta. El reconocimiento del problema dará el pistoletazo de salida a superar la adicción. La motivación y el apoyo de los seres queridos serán el estandarte necesario para luchar contra la adicción a la cocaína.


Signos que nos hacen sospechar de la existencia de consumo:

-Contracción de pupilas

-Sangrado de nariz

-Nerviosismo, tics

-Cambios injustificados en

su comportamiento

-Menor rendimiento

-Horarios descontrolados

-Nuevo círculo de amigos

-Mentiras y excusas

-Cambios de actitud.

El consumo de cocaína conlleva una dependencia física y psicológica sostenida por un fuerte deseo de consumo. Los síntomas de la adicción parapetan agresividad, depresión y ansiedad. Por todos estos motivos se debe buscar ayuda profesional para poner fin a la adicción, soportar el síndrome de abstinencia y salvaguardar el estado de salud. Antes de generar graves problemas en el aparato respiratorio y padecer riesgo de hemorragias cerebrales y de infarto.


El punto de partida es el reconocimiento del problema del enfermo de lo contrario éste se boicoteará constantemente entorpeciendo la terapia. La decisión del cocainómano y el apoyo necesario serán clave para solicitar la ayuda psicológica y así regular el estado de ánimo, deshabituarse y reinsertarse socialmente.


Ingrid Tomé


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