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Foto del escritorIngrid Tomé

1de cada 5 personas padece depresión

Actualizado: 6 mar 2018

¿Estás ansioso depresivo?. ¿Tienes ataques de depresión?. La depresión y su comorbilidad.


Pacientes diagnosticados de ansiedad pueden desarrollar depresión. La fobia social o el trastorno de angustia preceden a estados depresivos.

La persistencia de un estado anímico triste, apático, irritable acarrea tal sufrimiento que interfiere en la vida cotidiana de la persona. La depresión incapacita a nivel personal, estudiantil, social y de ocio. La depresión afecta al funcionamiento orgánico, al bienestar anímico y a la mente. Teniendo repercusiones en la manera de pensar, en el juicio y en el comportamiento. La depresión genera un sentimiento de inferioridad injustificado, una persistencia del sentimiento de inutilidad, falta de energía, agotamiento, dificultad para concentrarse, recordar y tomar decisiones.


Os recomiendo que echéis un vistazo al programa de Salvados emitido el domingo 27de enero acerca de la depresión es muy esclarecedor. Os dejo el link de las declaraciones de Iván Ferreiro sobre la enfermedad.



Dicho trastorno afecta a la autoestima, a la alimentación y al descanso pudiendo generar dolores crónicos y trastornos digestivos. Se vive en una sensación de “ir al ralentí”, “ir arrastrándose” siendo constantes los autoreproches, la falta de decisión y el pesimismo. Se pueden tener pensamientos reiterados sobre la muerte e incluso plantearse el suicidio con algunas tentativas de llevarlo a cabo. Como puede comprobarse el menoscabo vital y la destrucción que conlleva la depresión genera dolor tanto a los afectados como a su entorno.

La sintomatología, gravedad y persistencia de la depresión varían en función de su tipología. Asimismo, la expresión de la depresión se asocia también con otras patologías, siendo por tanto el tratamiento acorde al cuadro del paciente. La existencia de ansiedad crónica es un factor de riesgo para el desarrollo de cuadros depresivos. Los llamados “ansioso-depresivos” solapan síntomas psíquicos y somáticos. Tres de cada cuatro depresiones mayores son depresiones ansiosas.


La ansiedad puede presentarse como un síntoma permanente durante el episodio depresivo pese que existan fluctuaciones en su intensidad. Así pues pacientes diagnosticados originalmente de ansiedad pueden desarrollar depresión. De hecho, trastornos como la fobia social o el trastorno de angustia suelen preceder a la aparición de estados depresivos.


Comúnmente, el médico de cabecera pone un tratamiento farmacológico por su bajo precio y solución a corto plazo. La empresa farmacéutica se frota las manos ante el arsenal con el que cuenta, la lista es larga. Antidepresivos como la fluoxetina, la reboxetina, la viloxacina, la paroxetina, la fluvoxamina, la mirtazapina, la mianserina, la amitriptilina, la sertralina, el citalopram, la imipramina o la clomipramina. Benzodiacepinas como el clonacepam o los ISRS, los IMAO, el litio, la carbamazepina, el ácido valproico, la lamotrigina o la gabapentina. Se trata de remedios a corto plazo que alivian la sintomatología pero que no erradican el problema. Estas sustancias pueden crear efectos secundarios y nos empujan a la dependencia a ellos por su empleo prolongado. No obstante, la realidad es que la evolución del paciente estará íntimamente ligada al devenir de la patología psíquica asociada. Por todos estos motivos, es imprescindible contar con la ayuda de un profesional de la psicología que nos ayude a superar la depresión.


Ingrid Tomé


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